Cómo afecta el lenguaje a la Percepción – Relativismo Lingüístico

Es evidente que lenguaje y percepción están estrechamente relacionados, como ya pudimos contaros en el artículo que publicamos sobre la sinestesia. Sin embargo, algo menos evidente es que el lenguaje condiciona la percepción. ¿Cuál es la relación real entre percepción y lenguaje? Esta pregunta ha generado cientos de experimentos y toda una teoría: el relativismo lingüístico

El ser humano siempre ha demostrado inquietud por su propio funcionamiento. La mente, por su naturaleza, es la más difícil de explicar y de analizar. Sin embargo, esto no ha frenado a cientos de investigadores a lo largo de la historia, dispuestos a desentrañar los misterios que oculta.

Se han hecho grandes avances, especialmente a raíz de los últimos descubrimientos tecnológicos que permiten ver qué partes del cerebro se activan según qué acción. Entre otras cosas sabemos que el cerebro tiene áreas especializadas en funciones concretas y que nuestra vista nos engaña. Y es precisamente cuando entramos investigar la percepción cuando todo se complica.

Los experimentos para entender la relación entre lenguaje y percepción están en la mayor parte de los casos relacionados con la percepción cromática. Al fin y al cabo, los colores son los mismos en todas las partes del mundo… ¿No?

Uno de los experimentos más recientes (Drivonikou, Kay, Regier, Ivry, Gilbert, Franklin y Davies en 2007) consistía en mostrar al participante un círculo con 12 colores: 11 idénticos y 1 diferente. Se pedía a cada participante que señalase el color que era diferente. Los participantes destacaban el color diferente muy rápido cuando este se nombraba en su lengua nativa con un nombre distinto a los otros 11; pero muy lento cuando los 12 se nombraban con una misma palabra.

Experimento de discriminación cromática

En el círculo de la izquierda, compuesto por 12 tonalidades de lo que nosotros llamaríamos “verde”, los participantes tardaban comparativamente más tiempo en señalar la tonalidad distinta que en hacerlo en el caso de la derecha. En el caso de la derecha, el color diferente destaca claramente de entre los “verdes” porque lo consideramos “azul”. En ambos círculos el cuadrado de color diferente está puesto en la misma posición.

El resultado no depende de la lengua en que se realice, pero es mucho más llamativo cuando se intercambia el experimento entre diferentes culturas. Cuando vemos el experimento con una tribu de Namibia (la tribu Himba), que distinguen los colores de forma diferente a como los distinguimos aquí en España, el resultado nos llama la atención:

Otros experimentos basados también en la “discriminación de color” usando escáneres de actividad cerebral por regiones demuestra que cuando se percibe un color fácilmente asociable con una palabra se activa la región del habla del cerebro, aun y cuando no se nos pida nombrarlo. En cambio, cuando el color no pertenece claramente a ninguna familia cromática (con un nombre menos evidente), esto no ocurría. Este experimento demuestra que el lenguaje está estrechamente relacionado con la capacidad de discriminación perceptual. En otras palabras, el lenguaje es una herramienta para catalogar los elementos de la realidad.

Arriba: colores con nombre “fácil”. Abajo: colores con nombre menos evidente. Recreación de los colores usados en el experimento

Aunque la mayor parte de los experimentos se basan en los colores, los resultados son los mismos cuando se hace el experimento con otros sentidos. Por ejemplo, según el estudio de Diana Deutsch de la Universidad de San Diego, la lengua condiciona la capacidad de distinguir notas musicales (modifica la posibilidad de tener oído absoluto). Tal y como demuestra el estudio, los hablantes de mandarín (una lengua tonal) son más propensos a tener un oído absoluto que los hablantes de inglés (entre estudiantes de música de 4 y 5 años, el 60% los hablantes de mandarín presentaba oído absoluto, frente al 18% de los hablantes de inglés).

Si algo demuestran estos experimentos es que el lenguaje es una forma de condicionar la percepción para destacar características más rápidamente. Lejos de “engañarnos”, el cerebro se apresura a relacionar algo nuevo con algo conocido. A fin de cuentas, los experimentos demuestran algo que es evidente desde que el hombre habla: el lenguaje se usa para facilitar la percepción y posibilitar así la comunicación. Las palabras se inventan para englobar infinitos casos particulares y únicos como si fuesen un único caso idéntico, sintetizando la realidad a un número limitado de sucesos.

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