Descubriendo el arte urbano con Antonyo Marest
Hemos tenido el placer de hablar con Antonyo Marest, artista urbano cuyo trabajo tan característico y propio no deja indiferente a nadie. Este alicantino con residencia en Madrid ha recorrido medio mundo para participar junto a otros artistas en distintos proyectos de intervención en la calle. Se ha convertido en uno de los referentes de este arte callejero en España, saltando de las calles a los muros de las galerías, donde ha realizado múltiples exposiciones, tanto individuales como colectivas.
Realmente Marest lo hace todo bien, abarca desde fotografía a escultura, interiorismo, diseño gráfico, industrial o textil, además de street art, lugar donde más le solemos ver.
Inspirado por el Grupo Memphis -movimiento que reventó los cánones del diseño industrial en los 80-, el arte abstracto de Kandinsky o el postmodernismo de Bofill, ha encontrado un estilo propio en el que confluye color, textura, geometría y armonía lineal.
La geometría y abstracción son aspectos bastante eminentes en tus obras, ¿a qué se debe este uso? ¿Tiene algún valor significativo para ti?
Ambas conviven conmigo desde muy pequeño. Mi pasión por la arquitectura y mi forma, por así decirlo, cuadriculada y organizada de ver las cosas. Después de mucho indagar en poder encontrar un estilo propio y reconocible, tirando de la inspiración de los grandes, ha hecho que poco a poco se haya ido creando un camino en mí.
¿Quién o quiénes han sido tu mayor inspiración?
Pues haciendo un recorrido en escala, Dalí siempre estuvo y está en mi vida. De hecho llevo medio cuerpo tatuado con parte de sus obras. El gran Wassily Kandinsky, padre del arte abstracto, me ha influenciado mucho. La época de la Bauhaus y sus docentes, llegando a Mies van der Rohe o el admiradísimo y prolífero Ettore Sottssas, hasta un actual Luis Barragan y Ricado Bofill.
Has viajado mucho a los largo de estos años, ¿alguna experiencia que haya hecho cambiar tu forma de ver el mundo del arte?
La verdad que muchas, pero realmente se resumen en estar en el momento preciso, lugar exacto y tener contactos donde saber moverte. Para mí todo influye, las calles, la gente, cultura, colores… Viajando sabes que tu obra va a evolucionar, porque cuando uno viaja, crece.
Si pudieras crear algo con otro artista, vivo o muerto, donde quisieses y como quisieses, ¿con quién, dónde y cómo sería?
Siempre lo digo, para mí poder hacer algo con Ricardo Bofill me fliparía, su perfección para el uso del color y las sombras es increíble. Y si tuviera que hacer algo sería una escultura en el mediterráneo, mi tierra.
Tu trabajo se vale de la pintura, escultura y fotografía, realizando exposiciones de customización, street art, graffiti, interiorismo, diseño gráfico, textil e industrial, pero ¿con qué medio te sientes más identificado?
Pues con todas, no hay ninguna que destaque sobre las demás. Cada una tiene una forma de actuar sobre mí y disfruto de ellas mientras las hago.
¿Has tenido libertad creativa o al trabajar para una marca hay parámetros que seguir?
Siempre hay libertad, entre comillas, pero cuanto más avanza mi carrera, realmente quien solicita mi trabajo, es porque le gusta y me deja libertad para crear lo que quiera, pero eso no significa que pueda campar a mis anchas. Hay que seguir unas pautas, para poder llegar a un producto definido.
¿Cuál es el proyecto que más tiempo te ha llevado?
Sería mi última gran exposición “Esencia del Mediterráneo” ya que tardé casi un año en estudiar todo tipo de cosas que tuvieran que ver con Alicante y el Mediterráneo. Además me llevó posteriormente 4 meses para poder realizarla.
¿Y la obra con la que más has disfrutado?
La verdad que no tengo ninguna en especial (todavía). Cada una es única y disfruto al máximo mientras las hago, pero sí que hay una a la que tengo un cariño especial que se titula Ameg; se la dediqué a mi mujer.
¿En qué momento y con qué obra sientes que lo que estás haciendo empieza a tomar importancia y que claramente tienes un estilo muy propio?
Yo diría que en 2014, cuando creé mi figura fetiche llamada “El Hundimiento”. Es, yo diría, una dura reflexión sobre lo que el ser humano ha ido generando en los últimos años: la crisis. Desde ahí fue todo tomando forma.
¿Crees que el graffiti y el arte urbano están bien valorados a día de hoy?
Bueno, se empieza a valorar, ya que empieza a haber muchas ferias de arte urbano alrededor del mundo y cada vez más gente se interesa por este mundo, que hasta hace poco estaba por así decirlo expuesto solamente a la gente que formaba parte de este mundo. Ahora son muchas las personas que compran más y más este tipo de arte.
Hoy por hoy, ¿crees que es posible vivir del mundo de arte en este país?, ¿Ves diferencias en la apreciación que se le da al arte en España con la que se da en otros países?
Claro que se puede, no es fácil. Es como todo, una vez la gente ve que hay dinero, de repente todo el mundo se hace artista. Esto es algo que se empieza a valorar poco a poco, se necesita de algo de tiempo.
Es verdad que en España cada vez se va apreciando más, pero muchas ciudades lo están adoptando como algo guay porque lo ven en internet o en ciudades vecinas que lo hacen y para no ser menos entonces ellos también. Yo diría que se trabaja más fuera de España que en ella ya que como bien se sabe, la política hace y deshace lo que quiere. Al final son las entidades privadas las que realmente invierten en esto.
Y bueno, luego están esos jetas que te llaman y te dicen –te pago los botes y me pintas. Son jetas.
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