Comercio del mes
Más que chocolate, un proceso de precisión
En la industria alimentaria, como en la ingeniería, cada parámetro importa. Temperatura, tiempo, composición y estructura molecular determinan el resultado final. Y si hay un producto donde esto es crítico, es el chocolate. Kaikao, una fábrica de chocolate bean-to-bar, ha convertido la producción de cacao en un ejercicio de precisión y diseño, donde cada etapa del proceso está optimizada para alcanzar un equilibrio perfecto entre sabor, textura y calidad.
Desde la llegada de los granos de cacao a su laboratorio urbano, comienza un meticuloso trabajo. Todo inicia con una selección manual, eliminando impurezas y asegurando que solo los mejores granos continúen el proceso. Luego, el cacao se somete a un tostado específico según su origen, un proceso que define sus notas de sabor. Aquí, cada lote requiere ajustes de temperatura y tiempo para extraer sus mejores cualidades.
Tras el tostado, entra en juego la tecnología. Mediante un sistema de separación por densidad, la cáscara se separa del grano, dejando solo el preciado cacao puro. Luego, este se muele en unas mélanges —molinos con ruedas de piedra— donde la fricción genera calor, derritiendo la manteca de cacao y transformando el grano en una pasta líquida. En esta fase, Kaikao introduce su toque diferencial: en lugar de azúcar refinado, incorporan polvo de dátil, un endulzante natural que mantiene el cacao como un superalimento.
Pero el verdadero reto técnico llega con el templado, un proceso donde la manteca de cacao debe cristalizar en su forma más estable para garantizar una textura crujiente, un brillo uniform
e y un punto de fusión óptimo. Sin un templado preciso, el chocolate se volvería quebradizo o se derretiría demasiado rápido en las manos.
Tras madurar durante 30 días, el chocolate se moldea en tabletas y se envuelve en un packaging diseñado para preservar su calidad. Su envoltorio resellable no es casualidad: responde a una necesidad del consumidor y es un ejemplo de cómo el diseño industrial puede mejorar la funcionalidad de un producto sin comprometer su estética.
nnovación y diseño en cada tableta
Más allá del proceso técnico, Kaikao también es un laboratorio de ideas. Con un equipo de diseño integrado en la empresa, cada nuevo chocolate pasa por un proceso de desarrollo en el que se testean sabores, formatos y conceptos. Desde ediciones limitadas hasta recetas inspiradas en distintas culturas, la experimentación es clave en su filosofía.
Este enfoque ha llevado a Kaikao a ser reconocido con premios internacionales, validando su apuesta por la calidad y la innovación. Sin embargo, el verdadero éxito está en cambiar la percepción del chocolate: rescatarlo de su imagen de “golosina” y devolverle su valor como alimento funcional, lleno de matices y complejidad.
En un mundo donde cada detalle cuenta, Kaikao demuestra que la ingeniería no solo se encuentra en los laboratorios o en los talleres de diseño. También está en el arte de transformar un simple grano en una experiencia sensorial única.
📍 Kaikao no solo fabrica chocolate. Diseña cada tableta con la precisión de un ingeniero y la pasión de un artesano.