Diseñando para el futuro. Entrevista a Clara Davis.
Cada vez más, los bioplásticos dejan de ser unos desconocidos para la industria del diseño, y podemos ver nuevos casos de aplicaciones reales, que arrojan esperanza hacia un futuro más sostenible. Charlamos con Clara Davis, diseñadora Franco-americana, investigadora y desarrolladora de materiales sostenibles para la industria textil, sobre las posibilidades y el futuro de estos materiales.
Clara reside en Barcelona, donde ha trabajado para FabTextiles, un laboratorio de biofabricación en el marco del FabLab del IAAC (Institute for Advanced Architecture of Catalonia), y donde actualmente imparte clases de máster en BAU, Centro Universitario de Diseño de Barcelona.
Cuéntanos un poco sobre ti. ¿Cómo comenzaste en el diseño textil?
En el instituto estudiaba ciencias, y lo que más me gustaba era la química. Cuando terminé, acabé muy cansada de estas asignaturas, y decidí estudiar arte. Fue, sin duda, un gran cambio. Entré en la Escuela de Bellas Artes de Lyon, y allí me interesé por muchas áreas diferentes del diseño. Pero fue casi por destino, que el diseño textil me eligió a mí. Lyon es muy famoso por la industria de la seda, es donde se creó el Jacquard. Estas máquinas de tejer estaban programadas, ya a principios del siglo XIX, y serían las precursoras del primer prototipo de ordenador. Comencé a interesarme por la historia del lugar, y fui aprendiendo cada vez más sobre la maquinaria detrás de la industria textil, ya que seguía muy interesada en la tecnología.
Y después, ¿cómo das el salto hacia los biotextiles y el biodiseño?
Comencé unas prácticas en un pequeño estudio de París, donde también trabajaban con telares, y allí aprendí más sobre fibras e hilos naturales, y me interesé por las texturas y el tacto de los materiales. Entonces empecé a tejer mucho, y a experimentar con materiales plásticos reciclados, porque me llamaba la atención la estética y la transparencia de estos. Hice mi proyecto final sobre la era espacial de la moda, sobre la transparencia y los plásticos que entonces estaban en auge. En ese momento estaba muy bien visto, debido a su facilidad para ser moldeado de muchas formas diferentes. Pero en cuanto comencé a investigar más sobre ellos, entendí rápidamente que no era una opción sostenible, y que se necesitaban años para degradarlos. Fue entonces cuando me interesé por cómo conseguir esas características en un material, que, con la misma estética, fuera biodegradable y respetuoso con el medioambiente.
¿Cómo explicarías a alguien que no ha tenido contacto con ellos anteriormente, qué son los bioplásticos?
Básicamente, en bioplástico está el término bio y el término plástico.
En primer lugar, hay que entender lo que es un plástico. Si nos referimos a la química, la mayoría de la gente lo asocia como un material basado en petróleo. Pero realmente el plástico no es eso, sino que lo podríamos enmarcar en una gran categoría de materiales que son los polímeros. Y estos polímeros son materiales que están presentes de forma natural en la naturaleza, no tienen por qué estar hechos por el hombre.
El primer plástico semisintético fue creado en 1862. Y el primero completamente fabricado a partir de combustible fósil vino después, con la baquelita. Antes de esto, usábamos otros tipos de plástico que se producen de forma natural, como cuernos de animales o el marfil. Incluso en nosotros mismos, las uñas, los dientes o los huesos son plásticos naturales. Sabiendo esto, comprendí que era mucho más complejo de lo que puede parecer. Y después, hay que entender por qué lo llamamos plástico. Viene del griego, del término ‘plastikos’, capaz de ser moldeado.
Entonces, cuando se entiende qué es lo que llamamos plástico, hay que pensar en el prefijo “bio”. Significa que está basado en lo biológico, que procede de la naturaleza y también de recursos renovables. Así que es un término bastante amplio.
“Un material puede ser considerado bioplástico, al proceder de biomasa, pero no ser biodegradable.”
Por eso creo que el término bioplástico está creando mucha confusión. Porque es bastante impreciso y al final no significa nada. Lo que yo hago es sólo una pequeña parte de los bioplásticos. Tienen una base en ingredientes naturales y también son biodegradables. Porque, por ejemplo, existe el PET, que tiene un uso extendido, y que es un polímero que puede provenir de un fósil, pero también puede venir de la polimerización del etilenglicol de la caña de azúcar, por ejemplo, que es un recurso natural. Pero después del proceso sintético, se generará el mismo material final, que no es biodegradable. Un material puede ser considerado bioplástico, al proceder de biomasa, pero no ser biodegradable.
Entonces, lo importante es que un biomaterial proceda de fuentes renovables y que, además, pueda ser biodegradado.
Sí. Por ejemplo, el PLA, se deriva de fuentes renovables, como el almidón de maíz o el almidón de tapioca, a partir de su glucosa. Por lo tanto, se considera como biodegradable, pero tardará 80 años en degradarse si simplemente lo tiras a la naturaleza. Es menos tiempo que los plásticos convencionales, pero no puede ser compostado a nivel doméstico, por lo que sigue siendo un problema. Se necesita un compost industrial con el tipo de bacteria adecuado. Por lo tanto, el sistema todavía no está listo para este tipo de materiales. El consumidor, aunque quiera reciclar correctamente, le cuesta saber cómo.
Los bioplásticos que tu trabajas, ¿cuánto tiempo tardan en degradarse?
Los bioplásticos con los que estoy trabajando, en primer lugar, proceden de fuentes renovables, y son completamente biodegradables. El tiempo depende de la receta, porque también se puede diseñar la biodegradabilidad de un material, pero la mayoría de ellos tardan 2 o 3 meses en ser compostados en casa.
Pero que sea biodegradable, no significa que tenga menos durabilidad, ¿verdad? ¿Cómo se consigue preservar las propiedades de un material, antes de que sea desechado?
En primer lugar, cuando se utilizan bioplásticos, hay que entender qué tipo de producto se está diseñando, y qué durabilidad debe tener. De acuerdo con esto, se decide qué tipo de material será apropiado para ese uso. Por lo tanto, el tipo de bioplástico que yo utilizo no es la opción más adecuada para todo, porque algunos productos necesitan una mayor durabilidad. Así que realmente depende.
Supongo que esto viene después de una larga investigación y experimentación
Bueno, cuando empecé, fui más o menos autodidacta sobre el tema. La mayor parte del tiempo investigaba por mi cuenta. Mi primer proyecto con bioplásticos fue para un biopackaging para botellas de perfume que pudiera crear sensaciones para el consumidor, así que no se trataba tanto de la sostenibilidad, sino de crear diferentes tipos de experiencias interesantes para el usuario. El envase era un perfume en sí mismo, que podía meterse en la bañera, y liberaba también olor. Ahora estoy mucho más enfocada en la sostenibilidad, pero también generando productos atractivos y con un propósito en sí mismos.
¿Cómo es este proceso de experimentación con biomateriales?
Depende de si tengo un proyecto específico. Pero la mayoría de las veces, cuando hago mi investigación personal, empiezo a trabajar con un biopolímero concreto. Empecé a trabajar con gelatina, después con agar agar, alginato de sodio, diferentes tipos de almidón y luego pectina.
Cuando comienzo a experimentar con un material, intento descubrir profundamente qué puedo hacer con él y cómo se comporta, probando exactamente cómo se puede moldear, qué propiedades tiene, cómo es el proceso químico, etcétera. Y luego a partir de eso, ya creo un proyecto.
Ahora mismo, estoy haciendo más bien recetas cruzadas. Concretamente, estoy trabajando con alginato de sodio mezclado con almidón de tapioca, que genera una textura muy suave.
¿Por qué crees que es importante que empecemos a usar y desarrollar estos materiales?
Creo que la complejidad que hay detrás no se entiende en la mayoría de las veces. No se trata sólo de empezar a utilizar bioplásticos, sino de que el diseñador se interese por el material que está usando, y que lo haga conscientemente. Estos materiales ya están en la industria, es más un cambio de mentalidad, darse cuenta de que los materiales que usamos importan mucho en el círculo de vida de un producto, así que tenemos que entenderlos mejor. No vale sólo el uso de materiales procedentes de fuentes renovables, si no también plantearse cuáles son los procesos detrás. ¿Se utilizan químicos tóxicos durante el proceso de polimerización, por ejemplo? ¿O es completamente natural? ¿Está usando energía térmica? Yo no recibí educación sobre biomateriales cuando estaba estudiando, y me hubiera gustado. Es necesario estar educados sobre ello para poder crear productos con un círculo de vida que sea sostenible.
“Estos materiales ya están en la industria, es más un cambio de mentalidad, darse cuenta de que los materiales que usamos importan mucho en el círculo de vida de un producto, así que tenemos que entenderlos mejor.”
¿Cómo imaginas el futuro de estos bioplásticos?
Creo que no es nada nuevo. Como diseñadores tenemos la capacidad de comunicar, y tener un impacto en el consumidor, haciendo entender mejor lo que se está comprando y creando una relación con ese objeto. No sólo comprar, consumir y tirar. Y la comprensión de la materialidad también es parte de ello. Probablemente incluso se entendía mejor antes, pero la industria ha cambiado mucho, y hemos alienado muchos procesos que ahora ya no vemos, no sabemos cómo se hacen los productos que consumimos.
Y, para terminar, si tuvieras que darle un consejo a la Clara de hace 5 años, ¿qué le dirías?
No cambiaría nada en lo que he hecho. Todo es parte de un proceso. Sólo, quizá, me miraría a mí misma, e intentaría aprender de mí aún más.
Descubre más sobre el trabajo de Clara Davis en su cuenta de Instagram @biotecamaterialarchive, o en su web clara-davis.com.
Artículo escrito por Ana Abad Andreu.
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