“Fuera de la pantalla todo cabe”. Entrevista al estudio underbau.

Cogemos el metro hasta Callao y cruzamos rápido la Gran vía un jueves a las cuatro de la tarde. Nos esperan Juanjo y Pablo del estudio underbau. Un estudio al que le gusta vivir tranquilo, detrás del ajetreo de la Gran Vía. Llamamos al timbre y subimos las escaleras de un viejo edificio de Madrid hasta la primera planta donde nos espera un espacio nítido y luminoso. Sin duda la levedad del ambiente chocaba con el peso del edificio. Quizás una pista de lo que nos contarían sobre su trabajo.


Desde dentro; ¿Qué hay detrás del nombre underbau?
Juanjo (con acento andaluz): El nombre no significa nada, era una premisa que no significase nada. Sobre todo, tenía que cumplir ciertos requisitos que a nosotros nos apetecían; tipográficos y fonéticos.
Cuando nos planteábamos nombres mi antiguo socio me dijo que siempre le había gustado el sufijo bau, a lo que yo respondí que me gustaba el prefijo under. (entre risas) Y encajaba, queríamos una palabra circular, comienza y acaba por u, con dos letras de la misma altura, simétricas y ascendentes para evocar un poco de optimismo y fortaleza. Queríamos construir una base, trabajar en los cimientos y levantar el trabajo, sin que se nos viera demasiado.
entrevista-underbau-1
Suena también muy alemán ¿se refleja en vuestra mentalidad?
J: Claro, underbau no existe, pero unterbau en alemán son los cimientos. Nuestra manera de concebir el diseño es muy estricta, muy años 50 y 60 alemanes. No somos nada divertidos.
Pablo (en tono de réplica): Yo creo que sí somos divertidos, pero más de puertas para dentro. Al final es un trabajo muy pensado y metódico el que hacemos. Hay que tener en cuenta que nosotros trabajamos mucho con cultura, nuestro diseño no puede competir con los autores y artistas. Tenemos que concebir el diseño como una herramienta útil y no en su visión más estética.
Hablando ahora desde el principio; ¿Quién lo compone y quién lo compuso? ¿Cómo ha ido creciendo el estudio?
J: Ha sido una evolución muy orgánica, no hay estrategia. Se ha ido moviendo a medida que se ha aposentado en ciertos lugares, eso también es lo bonito.

Nació de una manera muy inercial.

P: También hemos sido muy estrictos a la hora de focalizar el trabajo. En esta época de crisis no nos dio por hacer publicidad. Nos mantuvimos fieles, preferimos ajustar el equipo a pervertirnos de alguna manera y al final esa estabilidad da sus frutos.

Entendemos que tenéis una perspectiva más funcional que formal sobre el diseño y la estética, qué pensáis vosotros sobre la frase; La estética se concibe como un privilegio, pero es una necesidad.
P: No creemos que sea una necesidad, es algo vital para sobrevivir. También depende de cómo se conciba la estética. Para nosotros tiene una carga filosófica bastante importante y prima en la sociedad en la que vivimos, nos relacionamos con imágenes.
J: La verdad que en este sector hay mucho humo. Nosotros sí pensamos que la estética ha de tener algo de democrático y de universal y eso es lo que buscamos, algo de origen en todo lo que hacemos, y eso lo trasladamos también a la manera de funcionar como estudio.

Nosotros siempre trabajamos de dentro hacia fuera no de fuera hacia dentro,
luego eso cristaliza y genera una estética muy concreta y muy coherente con lo
que venimos trabajando.

P: Sí, hay que repensar mucho desde dentro y eso nos lo agradecen y lo disfrutamos. Tenemos un estudio de diseño porque hemos alcanzado un nivel de estabilidad y de disfrute que queremos mantener. Esa es nuestra única “estrategia”, podríamos llamarlo así.
Queríamos comentar el pasado de Juanjo en publicidad, nos ha parecido muy dispar, ahora que os conocemos más, vuestra filosofía a la que se entiende en el sector publicitario. Habladnos un poco sobre vuestro trabajo y vuestro enfoque.
J: Estamos muy vinculados al ámbito cultural, hacemos muchos catálogos de arte, de fotografía y también mucha identidad corporativa y diseño editorial. Yo he trabajado en publicidad y son códigos completamente opuestos. Cuando trabajas para ambos es como una esquizofrenia creativa.
P: Lo que nos gustó mucho de la cultura es que cada uno sabe dónde tiene que llegar; En publi un traductor puede ser Google translate o un comisario un diseñador gráfico, un ilustrador y quien retoca las fotos. No está muy bien delimitado. En el mundo del arte cada uno tiene su parcela, muy específica y es muy agradable trabajar de esa manera.
J: nosotros hacemos una sola propuesta normalmente, muy pensada y suelen aceptarla. En publi es impensable, si no tienes cinco parece que no has trabajado lo suficiente, va al peso. En underbau dedicamos mucho tiempo a cerrar conceptualmente una propuesta. Cuando se plantea ya está bastante cerrada, también porque a lo largo del proceso involucramos al cliente.

¿Cuánto tiempo calculáis que puede llevar el planteamiento de esta propuesta? Desde el concepto hasta el objeto físico, que podría ser un libro maquetado.
J: Tenemos el privilegio de pasar mucho tiempo fuera de la pantalla, la pantalla nos confunde mucho.
Para hacer un catálogo de 150 páginas por ejemplo suponiendo que no haya ninguna tara en el proceso creativo, desde que te lo traen hasta entregarlo encuadernado, unos 3 o 4 meses como mínimo.
P: Lo bueno es que las herramientas digitales son muy rápidas, llegas a maquetar un libro en un tiempo muy breve. Donde dedicamos el tiempo es en la conceptualización, en ver y tocar papeles. Como trabajamos mucho con editorial es fundamental para hacer buenos objetos.
Dedicamos bastantes horas a ver la proporción a sentir el peso y volver a tener esa experiencia física con los libros que es un poco lo que nos enamoró, el tamaño del lomo, la sensación, el olor… bueno ahí todavía no nos hemos metido. Mira eso lo podíamos pensar.
J: esta mañana, sin ir más lejos, hemos pasado aquí unos 40 minutos, tres personas, viendo los blancos varios papeles.
P: Si no pudiera hacerlo no me dedicaría a esto.

Fuera de la pantalla todo cabe, que a mí me parece una premisa maravillosa, no hay limitación.


Conociéndoos ahora entendemos cómo no hemos encontrado mucho en internet sobre vuestro trabajo. Dimos con vuestra página web a la que nos referimos como “web desnuda”, y tampoco sois muy activos en Instagram.
J: Bueno, ahora mismo ¡estamos que lo tiramos, acabamos de subir dos posts a Instagram! (bromean entre risas) Realmente estamos bastante desbordados, tenemos una gran cantidad de trabajo y le damos prioridad a eso antes que ponernos con las redes sociales. Es verdad que mucha gente nos regaña, nos dicen “no sois nadie porque no existís en instagram”.
P (con tono entusiasta): Aunque sí que tenemos la intención de empezar a publicar más cosas, es más, tenemos un calendario de publicaciones que estamos empezando a cumplir.
A raíz de esto nos gustaría charlar con vosotros sobre las nuevas formas de difusión del trabajo, que roban el componente físico del diseño gráfico y editorial, como las redes sociales, Behance u otros soportes digitales que se alejan de esa experiencia de la que nos habláis.
J: Entendemos que es la forma y que hay que hacerlo porque funciona, pero es costoso. Realmente yo tengo redes sociales por pura antropología, pero no tengo la capacidad de usarlas, de hecho, soy antiinstagram, va en contra de nuestro trabajo.
Consumir imágenes así de rápido, deslizando el dedo por una pantalla y que algunas desaparezcan a las 24 horas, eso no puede hacerle bien a este mundo, estoy convencido de que nos hace peores personas.

La pantalla no es nuestro medio natural, hacemos cosas muy físicas.

P: Realmente es un mundo muy apasionante pero no va mucho con nosotros, es demasiado efímero y un poco histérico, y como veis el estudio es un sitio más tranquilo, no encaja con todo esto. Aunque una cualidad que sí que me gusta de Instagram, es que la gente tiene una especie de diario, cada uno puede tener un archivo de su memoria. A nosotros nos pasa algo parecido, pero en físico. Sí os animáis fuera tenemos una estantería con todos los trabajos que hemos realizado, cuando la gente viene y los ve se asombra, porque hay muchos trabajos que hemos hecho que no se conocen.

¡Por supuesto que nos animamos! Pero antes un clásico: ronda de preguntas rápidas.
Una tipografía: Neuzeit
Una ciudad: Londres (Juanjo), Copenhague (Pablo)
Una canción: La última que estoy escuchando en bucle: Potro de rabia y miel de Camarón.
Un color: Blanco. Azul.
Un consejo: Echarle verdad y honestidad, hay mucha niebla en el diseño, hagáis lo que hagáis que sea real.

Artículo escrito por Blanca Colás Arnaiz y Laura Talaya Martínez.
Fotografías realizadas por Ana Abad Andreu

Leave a Comment