ZERO WASTE: Olvídate de sacar la basura

¿Cabría la basura que generas durante un año en un tarro de conservas? Según las estadísticas, cada español genera de media un kilo y medio de residuos cada día, lo que lo convierte no solo en un reto inalcanzable sino en poco más que una broma de las que no gustan porque remueven la conciencia. Como nos enseña el movimiento Zero Waste, este propósito es posible.

Lo han comprobado la graduada en estudios medioambientales Lauren Singer y Bea Johnson, autora del best seller “Zero Waste Home” entre muchos otros que se han unido al movimiento conocido como Zero Waste en inglés o Cero Residuos en su homónimo español. El movimiento Zero Waste considera basura todos aquellos residuos longevos que terminarán pasando décadas en vertederos, contaminando océanos, acabando con especies animales e intoxicando la tierra en su lento proceso de descomposición. En esta cruzada los polímeros son el gran enemigo ya que solo el 45% llega a reciclarse. Para estudiar las causas, debemos empezar dividiendo los plásticos en dos grandes familias: por un lado, los polímeros termoestables son prácticamente imposibles de reciclar ya que al fundirlos al conformarlos el calor destruye su estructura molecular, empeorando drásticamente sus propiedades. Sin embargo, los polímeros termoplásticos pueden reciclarse hasta 5 o 7  veces sin perder propiedades, siempre que se clasifiquen correctamente. Eso sí, los procedimientos son costosos y complicados. Por otra parte, debemos tener en cuenta que no está permitido usar plástico reciclado en el envasado de productos dirigidos a la ingesta humana.

Las claves para lograr esta proeza sin dejarlo todo y unirse a una comuna hippie, son las ya míticas 3 erres: Reduce, Reutiliza, Recicla. Nunca un consejo dijo tanto y tan poco al mismo tiempo. Desde Etsidi Design te proponemos unos cuantos trucos más concretos, que te ayudarán a hacerte una idea.

Llevar siempre contigo una bolsa de la compra reutilizable.

Hay modelos que ocupan menos que un paquete de pañuelos y rechazar sistemáticamente todas las bolsas de plástico que ofrecen en los comercios marca una gran diferencia.

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Hacer la compra al peso.

Comprar a granel permite pagar por la cantidad de comida exacta que necesitas. Por una parte, esto evita que se desperdicie, y por otra, elimina los envases de plástico. Puedes usar tus propias bolsas, tarros o botellas para transportar tu compra, reutilizándolos una y otra vez.

En Madrid existen varios comercios que han adoptado esta filosofía. Los mejores y más conocidos están recogidos en este artículo.

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Hacer versiones caseras de todo aquello que no se pueda comprar al peso.

Esto incluye productos de higiene personal y de limpieza, entre otros, y es posible reduciendo el número de productos y utilizando las versiones más simples y naturales. Esta práctica no es compatible con cualquier estilo de vida, ya que requiere disponer de tiempo (y maña) para conseguir fórmulas que funcionen adecuadamente. Sin embargo, hay alternativas. Se pueden comprar jabones y cosméticos en versión sólida o en envases de plástico reciclado en comercios como el británico Lush.

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Comprar y vender objetos de segunda mano.

Además de suprimir embalajes, comprar ropa, muebles y otros objetos cotidianos usados, conlleva un inmenso ahorro de recursos. Al vender se les da una nueva vida a artículos que aún son útiles.

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Es un error asumir que tener un cubo de basura vacío en casa significa que no se produce en absoluto. Siguiendo estas claves, se elimina el uso de envases en la última etapa de la distribución de los productos, pero no en etapas anteriores. Debemos ser conscientes de que no existe el comercio sin envases que posibiliten el transporte de la mercancía. Sin embargo, se trata de un campo en plena evolución, que actualmente investiga alternativas al plástico como los materiales biodegradables. De uso minoritario hoy en día debido al elevado coste de su producción, seguro serán protagonistas en el futuro.

Los que finalmente deciden lanzarse y llevar un estilo de vida zero waste, hablan de las ventajas personales que trae consigo esta filosofía. La más evidente es el ahorro de dinero y de tiempo. La antes mencionada Bea Johnson y su familia han disminuido en un 40% sus gastos anuales y han simplificado sus rutinas, lo que, aseguran, les ha permitido experimentar aventuras que antes eran inimaginables. Otros alegan que su dieta y su salud han mejorado notablemente al no comprar alimentos procesados. La última ventaja de esta lista ya la expuso Gandhi de la forma más concisa: “La felicidad se alcanza cuando lo que uno piensa, lo que uno dice y lo que uno hace están en armonía.”

 
Os dejamos la charla Ted de Bea Johnson explicando su experiencia con Zero Waste:

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