El color en el séptimo arte

Mucho ha cambiado desde que rompimos con el blanco y negro en el cine. Desde la elección de vestuario hasta los filtros usados en post-producción, el color se ha convertido en una de las herramientas más potentes que un cineasta tiene para contar una historia.


Hay películas donde los tonos dejan de estar en segundo plano y se convierten en un personaje más. Obras que recordamos más por su fotografía que por la historia que cuentan, donde el director utiliza las gamas de color como su sello personal.

The Fall, de Tarsem High, es un ejemplo de esto. Grabadas en 28 países diferentes y exentas de efectos especiales, sus escenas están repletas de colores vivos, que dan un aire fantástico a la historia y sin duda no te dejan indiferente.

Otra película que destaca por su colorido es Amèlie, de Jean Pierre Jeunet. Con el uso de colores complementarios, donde prevalecen el rojo y el verde con tintes de amarillo, el director crea una atmósfera cálida, íntima y peculiar, a juego con su protagonista.

 

El francés Jean-Luc Godard hizo de la paleta triádica, donde todos los colores están a la misma distancia en la rueda de color, su seña de identidad. Haciendo honor a su bandera, sus películas están teñidas de rojo, blanco y azul, con toques de amarillo.

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No podemos hablar de color sin mencionar a Wes Anderson. El cineasta utiliza una estética extremadamente marcada, con planos caracterizados por la simetría y colores que parecen sacados de un cuadro. El espectador nunca llega a sumergirse en la historia, simplemente la observa desde fuera como un cuento. Así dramas e incluso asesinatos ocurren sin tener impacto alguno, pasando a ser simplemente otra parte del peculiar ambiente que se crea en sus obras.

Tim Burton ha creado también una seña de identidad en sus colores, que unido a sus extravagantes personajes, hace que sea imposible no reconocer sus películas a primera vista. Burton utiliza tonalidades muy diferenciadas para separar los distintos mundos de sus películas, pero manteniendo siempre el toque lúgubre que le caracteriza. Se ve claramente en en La Novia Cadáver, donde irónicamente el mundo con colores más vivos y llamativos es el de los muertos, mientras el pueblo tiene un tono gris y apagado.

Stanley Kubrick es el maestro del simbolismo del color. Su pasado como fotógrafo se ve en cada plano de sus películas, cuidados hasta el último detalle. Cada color que aparece tiene un por qué, siendo el rojo el que prevalece y un hilo conductor en todas sus obras, que utiliza para dar un efecto dramático de terror, aislamiento e individualismo, como se puede ver en el siguiente corto de Rishi Kaneria.

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Y de las gamas pasamos a los colores aislados, que se asocian a un elemento específico de la historia.

El primer ejemplo que se nos viene a la mente es La Lista de Schindler, de Spielberg, para muchos la película que mejor uso hace del color. La  película es en blanco y negro y tiene un único elemento de color: la niña vestida con un abrigo rojo. El momento en el que aparece es el punto de inflexión en la vida del protagonista. La niña se convierte en la imagen de la tragedia, humanizando a todos los judíos que hasta ese momento no significaban nada para él.

 

En El Sexto Sentido, de Night Shymalan, el rojo simboliza la conexión con el mundo de los muertos, y puede ser visto durante toda la película rodeado de blancos, que lo hacen destacar.

En El Protegido, Shymalan hace una asociación entre los personajes y los colores. Esta película tiene una historia inspirada en los cómics, y una estética muy influenciada por ellos. Así el protagonista aparece siempre rodeado de verdes, un color asociado a los superhéroes, mientras que el antagonista se rodea de morados, común entre los villanos.

Esta separación entre bandos se ve también en La Guerra de las Galaxias, de George Lucas, donde con solo mirar el color de los sables vemos a qué  bando pertenece cada personaje. Además el Imperio está asociado a colores industriales y los rebeldes, a colores naturales.

A veces los colores cambian a medida que lo hace la historia. En ¡Olvídate de mi! el pelo de Clementine cambia a medida que lo hace su relación con Joel. Comienza siendo un alegre verde, que se vuelve rojo cuando aumenta la pasión. Va perdiendo fuerza a medida que lo hace su amor, para acabar finalmente en un triste azul. Esta película está repleta de saltos en el tiempo, por lo que estos cambios también sirven para saber en qué momento estamos.

Y por último, un detalle curioso en la trilogía de El Padrino es la presencia de las naranjas cerca de todos los personajes que tienen la muerte cerca. Así este color sustituye al rojo como símbolo de violencia.

En el video-ensayo Color in Storytelling, Lewis Bond hace un análisis exhaustivo del uso de este arma tan importante. Un básico para todo el que esté interesado en el mundo del cine. Sin duda no volveréis a ver una película de la misma manera.

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