Análisis antropométrico: Postura Sedente

Analizamos una de las posturas más recurrentes del ser humano: la postura sedente. Conocida comúnmente por “posición sentada”, es una postura antinatural que ha evolucionado para acompañarnos desde los inicios de la humanidad.

Cuando los diseñadores nos disponemos crear un nuevo diseño de un asiento, no nos planteamos revolucionar la forma  en que el usuario va a realizar la acción de sentarse, pudiendo concluir que el diseño funcional está prácticamente resuelto. Partiendo de esta premisa es imprescindible tener en cuenta la relación antropométrica que exige nuestro producto para obtener el máximo rendimiento. A menudo se entiende la acción de sentarse como una actividad estática, cuando realmente es una actividad dinámica. La exclusiva aplicación de datos estadísticos bidimensionales en la resolución de un problema tridimensional, el cual está acompañado de acciones biomecánicas, es un enfoque absolutamente erróneo.

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Dinámica de sentarse

Para una mejor comprensión de la acción de sentarse, deberemos tener en cuenta la mecánica del sistema de apoyo y estructura ósea que participan en la misma. Según el antropómetro E. R. Tichauer: “El eje de apoyo de un torso sentado es una línea situada en un plano coronal que pasa por la proyección del punto inferior de las tuberosidades isquiáticas que descansan en la superficie de asiento”, entendiendo como plano coronal aquel plano vertical que pasa por los hombros y la columna vertebral, y como tuberosidades isquiáticas la superficie inferior de la pelvis. El experto en ergonomía Paul Branton analizó la situación y realizó las siguientes observaciones:

  • En posición sedente, cerca del 75% del peso total del cuerpo es soportado únicamente por 26 cm2 de las tuberosidades. Se trata de una carga elevada que se distribuye en una superficie pequeña, lo que deriva en una considerable compresión en las nalgas, estimada entre 6 y 7 kg/cm2. Estas presiones ocasiona fatiga e incomodidad y se traduce en cambios de postura para aliviar dicha molestia. Una prolongada permanencia en la misma posición y bajo el mismo estado de fuerzas produce isquemia o interferencias en el riego sanguíneo, lo que ocasiona dolores y posible entumecimiento.
  • Estructuralmente, las tuberosidades son un sistema de apoyo inestable. La anchura y profundidad de la superficie de asiento no basta para alcanzar una estabilidad correcta, la cual se consigue gracias a la presencia y efecto de fuerzas activas, es decir, musculares pertenecientes a la intervención de piernas, pies y espalda. Para el diseñador tiene gran importancia la localización de las superficies donde apoyar espalda, cabeza y brazos, al igual que su tamaño y forma, puesto que estos son los elementos que sirven como estabilizadores. Si el asiento no proporciona suficiente equilibrio, corre a cargo del usuario hacerlo asumiendo diferentes posturas, acción que requiere un consumo adicional de energía debido al esfuerzo muscular, derivando en incomodidad.

El extenso abanico de posibles posturas que puede adoptar el cuerpo humano en posición sedente y la actividad muscular que las acompaña, determinan en que la acción de sentarse no es estática: “Un cuerpo humano sentado no es un saco inerte de huesos que se deja un rato sobre un asiento, es un organismo vivo en un estado dinámico de actividad ininterrumpida” concluye Branton.

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Consideraciones antropométricas

Aunque los datos estadísticos de la población ayudan a encontrar una solución, una silla licantrópicamente correcta no garantiza la comodidad de la misma. Esto se debe a los diversos factores que influyen en la postura del usuario, por tanto, es imprescindible tener presente la estrecha relación que deben mantener el diseño con las exigencias biomecánicas y ergonómicas. A continuación se exponen las relativas a la altura, profundidad y anchura del asiento, altura del respaldo y apoyabrazos y separación.

  • Altura del asiento: Considerada la altura a la que se halla la parte superior de la superficie del asiento respecto al suelo. Una excesiva altura produce compresión en la cara inferior de los muslos produciendo sensación de incomodidad y afectando a la circulación sanguínea. También produce un contacto insuficiente entre la planta del pie y el suelo, lo que reduce la estabilidad del cuerpo. Una altura reducida provoca extensión de las piernas y los pies resultan privados de estabilidad. Además, el movimiento del cuerpo hacia delante deriva en la disminución del apoyo lumbar. Destacar que una persona alta se encuentra más cómoda sentada en un asiento bajo que otra persona de poca estatura en un asiento alto. Relacionada directamente con la altura poplítea.
  • Profundidad del asiento: Una valor excesivo produce una compresión en la zona posterior de las rodillas debido al borde o arista frontal del asiento, disminuyendo el riego sanguíneo de piernas y pies. La opresión del tejido de la vestimenta puede originar irritación cutánea y molestia. Para evitar esto, el usuario inconscientemente desplazará las nalgas hacia delante lo que elimina el apoyo lumbar, mermando la estabilidad e intensificando el esfuerzo muscular, resultando en cansancio, incomodidad y dolor de espalda. Una profundidad de asiento demasiado pequeña provoca sensación de inestabilidad debida a la insuficiente superficie.
  • Anchura del asiento: Determinada por la anchura máxima en estado sedente, siendo ésta la anchura de hombros.
  • Altura del respaldo: El principal objetivo del respaldo es suministrar soporte a la región lumbar, registrada como la zona cóncava cuya extensión va desde la cintura hasta la mitad de la espalda. La altura del respaldo varía con el uso al que está destinado. Es necesario proporcionar holgura para las nalgas para que el usuario determine el acoplamiento de la región lumbar.
  • Altura de apoyabrazos: No solo soportan el peso de los brazos del usuario en posición sedente, sino que también ayudan al usuario a sentarse o levantarse. Se recomienda que los apoyabrazos se acomoden a la altura de codo menor, ya que los usuarios que tengan la medida de codo en reposo más reducida corregirán el reparto de peso mientras que un exceso de altura obliga al usuario a forzar el tronco o girar los hombros, derivando en fatiga e incomodidad.
  • Separación (asientos para más de un usuario): Debemos tener en cuenta la tolerancia de la indumentaria, además de el movimiento de tronco y hombros los cuales exigen un incremento del espacio necesario.

 
Dimensiones ocultas

La antropometría es una herramienta sumamente útil en el proceso de diseño cuando se emplea con sentido común. Los factores que inciden en la determinación de las dimensiones finales no pueden depender sólo de medidas y distancias. Es necesario mantener unos márgenes que cree el límite espacial y zona de confort de cada usuario, el cual depende del uso al que está destinado el producto.

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Soy diseñador y no solo hago cosas bonitas

Todos los diseñadores nos sentimos infravalorados cuando en un contexto social resumimos como ejercemos nuestra profesión. No será la primera ni última vez que nos replican que diseñar una silla es sencillo porque “son cuatro patas y una superficie para apoyar el culo”. Cuando ocurra, invitadles a leer este artículo.

El análisis antropométrico es una auténtica habilidad que como diseñadores tenemos que trabajar y profundizar cada día mediante la observación y la experimentación.

Si deseas profundizar en esta disciplina, puedes encontrar más info en el libro “Las dimensiones humanas en los espacios interiores. Estandares antropométricos”.

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Artículo escrito por Mauro Médichi. Más artículos relacionados aquí.

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