El monumento a la percepción humana

El artista James Turrell convirtió un cráter volcánico en un observatorio a ojo desnudo: un lugar donde explorar la luz, los astros y los movimientos celestes.

El Cráter Roden es un volcán de ceniza natural de más de 400.000 años situado en Painted Dessert, Arizona. Desde 1972 Turrell ha ido transformando el cráter en una obra de arte a gran escala que relaciona el universo, la Tierra y al ser humano.

La forma natural del cráter eleva el horizonte 120 metros desde el centro del mismo, lo que magnifica la observación celeste. Aparte del observatorio, la obra cuenta con una serie de cámaras, túneles y aperturas diseñadas para interactuar con la luz artificial y natural, con el cielo como protagonista.

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Según Michael Govan, director del Museo de Arte de Los Angeles: “El Cráter Roden no es un monumento en el sentido tradicional. No conmemora hechos históricos o logros. Aprovechando el drama de la luz, el paisaje y los movimientos celestes, consigue despertar nuestra comprensión subjetiva del universo. El Cráter de Turrell es un monumento a la percepción humana por sí mismo, sin la cual la historia de la humanidad o la totalidad de sus logros serían posibles”.

Esta obra pertenece a una rama artística denominada Land Art, la cual utiliza la naturaleza como soporte. El artista tiene que adaptar su obra al paisaje y producir un diálogo entre el espectador y el entorno donde se plantea la obra.

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Artículo escrito por Mauro Médichi. Más artículos relacionados aquí.

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