En el mes de enero, los diseñadores eligen los proyectos con los que comenzar el año. Y es bien sabido que la motivación de un diseño tiene orígenes diversos, puede ser tanto un concurso como una nueva necesidad social. Entre ellos, explorar las posibilidades de un nuevo material es muy fructífero para conseguir soluciones innovadoras.

En el año 2018 se presentaron bastantes materiales alternativos al cuero. Entre las opciones se encuentran unos proyectos de diseñadores críticos con la industria del curtido, debido a su esencia o a sus particularidades (consumo de agua, por ejemplo). Este artículo presenta una tríada de tejidos que nacen de algo más que crítica. Han necesitado la lucidez aplicada a industrias que no tienen nada que ver. Como es lógico, los objetos que surgen de su aplicación son diseños muy recientes. Las posibilidades e inspiraciones acaban de empezar.

Piñatex

De las piñas pueden extraerse varias cosas: gajos para la pizza (¡no!), zumos para cócteles… Hasta la aparición de Piñatex faltaba qué hacer con las hojas de la piña. Este tejido surge de sus fibras, en un proceso donde no interviene la explotación animal y se aprovecha lo que antes era desecho. Hasta el tinte es de origen vegetal.

El material es el producto de siete años de desarrollo por parte de la doctora española Carmen Hijosa, asesora de la industria del cuero. El proceso de producción de Piñatex comienza en la recolección de la piña, cuando las fibras largas son retiradas de las hojas homogéneas. Después se extrae la resina y se forma una malla (este es un tejido no trenzado). Tras una operación final el material es suave y resistente.
Estudios y marcas como Camper ya diseñaron colaborando con el fabricante, Ananas Anam. En un comunicado la marca explica así el impacto de su creación:

Piñatex es un material circular, sustituye el cuero que tiene un impacto ambiental muy fuerte, y lleva nuevos flujos de ingresos a los agricultores de subsistencia, permitiéndoles utilizar completamente sus cultivos.

Recientemente, Hugo Boss ha presentado su primer producto basado en Piñatex: unas zapatillas de diseño clásico (en negro, azul, amarillo mostaza o marrón). El aspecto del tejido que se aprecia es algo diferente del cuero tradicional; se asemeja a un producto de celulosa. El diseño es integral al disponer como envase una caja de papel reciclado, a su vez reciclable y biodegradable.

Malai

Piñatex no es el único material basado en plantaciones “tropicales” y en la ineficiencia de una recolección agrícola. En este caso hay que pensar en los cocos. Cuando los cocos son verdes, dentro acumulan el agua de coco tan apreciada. Pero si están maduros, únicamente se puede recoger la pulpa blanca; el líquido que se encuentra no es óptimo para su comercialización. La diseñadora Zuzana Gombosova estaba experimentando con la celulosa bacteriana cuando observó, junto con el diseñador Susmith C S, las posibilidades de este líquido de desecho en campos de India.
La empresa que crearon, Malai, desarrolló un tejido que sustituye el drenaje de aquel agua. Con ello evita la contaminación de los ríos y la acidificación del suelo. Los primeros pasos son la recolección y esterilización. Tras ello se aplica un cultivo bacteriano que activa la fermentación en celulosa. Este paso dura de 12 a 15 días, y resulta en una ‘gelatina’. Esta se somete a un proceso de refino, y después se puede conformar en láminas o en estructuras 3D moldeadas. Los pasos finales son el secado y un tratamiento impermeabilizante.

En cuanto al trabajo del material, las operaciones son iguales a las del cuero. Únicamente existen consideraciones como el uso de máquinas de coser cuero, debido a la robustez del producto, el refuerzo de uniones con líneas adhesivas para gramajes menores de 600 gsm (gramos por metro cuadrado) y el sellado o remate de extremos.
Esta empresa, toda vez que el material cumplió unas características técnicas mínimas, debía introducirlo a las posibles aplicaciones. Uno de los caminos más interesantes es la colaboración con escuelas de diseño. Es el caso del taller que realizaron con estudiantes de Diseño de Calzado en la Tomas Bata University (Zlin, República Checa). Mediante la aplicación de todas las técnicas imaginables, es fácil discernir qué tipo de desarrollo se encamina al éxito o al fracaso. Y con esa información se puede completar una matriz DAFO del material.

Kwaning x Forbo

El último diseño de la selección no tiene esa relación con la fruta. En cambio, es una innovadora aplicación del material compuesto denominado linóleo. Es conocido que los suelos económicos tienden a ser de linóleo, pero su naturaleza no lo es tanto. Realmente es un compuesto de aceites vegetales, resinas, minerales y otros polvos finos.

Muchas personas ni siquiera saben que está hecho de materiales naturales. El linóleo ha existido por más de 100 años y en este período no ha cambiado mucho la producción y la aplicación, y en mi opinión, tampoco ha cambiado mucho el aspecto.

Palabras del diseñador Don Kwaning, quien sumó fuerzas con la empresa de suelos Forbo. Juntos condujeron una serie de experimentos que implicaba modificar los porcentajes de cada elemento, con el fin de descubrir aplicaciones nuevas.

Mediante cambios como reducir la cantidad de cal y aumentar la de aceite de linaza, Kwaning terminó presentando en la Semana del Diseño Holandés dos versiones del cuero natural. La primera es similar al cuero de rumen (viene del primer estómago del rumiante), gruesa y con estructura de panel. El diseñador le encontró aplicación en un panel insonorizador. La segunda se acerca más al cuero empleado en la fabricación de sillas de montar. Este material parece encaminado hacia aplicaciones comerciales.
El acabado es el natural, propio de las diferentes mezclas de elementos. La salvedad es un tintado con 1 % de pigmento comúnmente aplicado en la industria. El caso más transparente es el de la madera de pino: su prevalencia en la mezcla confiere el color amarillo a la muestra de tejido.