Diseño Estratégico: la herramienta esencial de negocio
El diseño estratégico puede convertirse en algo imprescindible para alcanzar el éxito en el mercado.
En la actualidad, todo cambia a una velocidad vertiginosa. Y continuará haciéndolo. Por ello, los diseñadores (entre los que nos encontramos nosotros, los diseñadores industriales) tenemos que cambiar también, ampliar nuestros horizontes. De esta voluntad de adaptación y versatilidad nace el diseño estratégico.
¿Cómo podemos evolucionar? ¿Cómo podemos buscar nuevas rutas, nuevos enfoques? ¿Cómo podemos aunar el diseño con otras muchas disciplinas, para crear un diseño integral? El diseño estratégico, a grandes rasgos, es la aplicación de los principios de diseño orientados al futuro, con la intención de aumentar las cualidades de innovación y competencia de una organización o empresa. Es decir, se trata de una nueva forma de concebir el diseño en un contexto cambiante.
Tradicionalmente, el diseño como herramienta en las empresas solía enfocarse a la búsqueda de soluciones concretas a problemas concretos (diseñando un nuevo producto, servicio, edificio…). Con el diseño estratégico se pretende ir un paso más allá y salir de los estereotipos, como por ejemplo que el diseño se trata de algo caro y superfluo. Consiguiendo que las empresas lo conciban como un elemento necesario, como la escalera que les llevará hacia el éxito.
En palabras de Xènia Viladàs, economista, MBA y consultora en gestión del diseño:
[…] Desde una concepción más avanzada, sin embargo, el diseño no tiene categorías ni etiquetas, sino que es global: del mismo modo en que el producto trasciende lo físico para abarcar una oferta conjunta de bienes y servicios, el diseño transciende el objeto y conquista territorios intangibles que antes le estaban vedados, como son la interacción, los servicios o la experiencia, todo aquello que envuelve, cualifica, diferencia y posiciona un producto avanzado […]
¿Y cómo consigue el diseño estratégico todo esto? La clave es que es capaz de llegar a una solución real y efectiva partiendo de un problema que realmente es desconocido. Al no conocer el problema, el diseñador debe descubrir cuál es, captando percepciones del entorno de la empresa, analizando todos los factores que influyen, tanto directa como indirectamente.
Una vez descubiertas las raíces del problema, el siguiente paso es encontrar una solución adecuada. La diferencia en este punto es que el diseñador debe abrir sus miras al máximo, ya que la solución perfecta no siempre es un nuevo producto o espacio, sino una app, un cambio en la gestión, etc. Es por ello que el diseño estratégico busca soluciones globales, coherentes con la estrategia de la empresa.
Las fases de un proceso de diseño estratégico no están del todo delimitadas, pero de forma general podrían definirse las siguientes:
- Analizar los escenarios y contextos, detectar los problemas.
- Formular una visión de futuro, un destino al que se quiere llegar.
- Crear un plan de trabajo y seleccionar las mejores estrategias para abordar el problema.
- Diseñar la experiencia, la estructura.
- Mantener una continuidad de servicio.
El eje de todo este proceso, y probablemente una de las características más destacables de los diseñadores, es saber manejar la incertidumbre y la falta de información precisa; ser capaces de llegar al sentido más profundo. Esto hace que sean el agente ideal para llevar a cabo un proceso de diseño estratégico.
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