El producto adecuado en el momento adecuado: las claves del éxito de OT 2017

Muchas cosas han cambiado desde la primera edición de Operación Triunfo en 2001. TVE ha conseguido reinventar este clásico para que cause el impacto de la primera edición. En 2011 ya habían intentado devolver este programa a la parrilla, pero sin mucho éxito porque el momento no era el adecuado. ¿Qué hace que ahora sí sea el momento adecuado? Quédate con nosotros para descubrir todas las claves del que es, sin duda, el programa del año.


“Es lunes, 02:00 de la madrugada. Técnicamente es martes, pero no siento que el día haya cambiado. Hace 15 minutos que estoy tirado en la cama y no es probable que me duerma, tengo mucho en lo que pensar. Queda algo menos de una semana para los exámenes finales. Esos finales no me preocupan, es otra la “final” que me quita el sueño: la final de OT. Y es que ayer descubrimos que ni Nerea, ni Roi ni Ana Guerra o Agoney estarán en la final del concurso. 4 nombres entre los que estaban 2 de mis favoritos. Dan las 3 de la madrugada. Buen momento para pensar sobre cómo puede ser que OT me quite el sueño”.
Hace 17 años, OT sorprendió a toda España con un formato único, proponiendo una nueva forma de entender los concursos de música y siendo junto a Gran Hermano (estrenado el año anterior, 2000) uno de los mayores impulsores de los realities en este país. La buena acogida de esa primera edición invitó a continuar con el programa, que aguantó, casi sin cambios, 7 temporadas más.

La vuelta de OT provocó recelo. No valía con presentar el reality-concurso que había sido antaño porque es un formato demasiado común hoy en día. OT 2017 vuelve con un brillante replanteamiento y resulta un éxito. Sin lugar a dudas, es el programa que mejor entiende las demandas del público actual en la sociedad hiperconectada. La gente demanda ahora programas interactivos y programas en los que uno se sienta parte. El gran éxito de Operación Triunfo 2017 se debe a que actualmente no hay otro programa que entienda y que se adapte tan bien a estas exigencias.
OT ha dejado de ser un programa para volverse una comunidad de personas. Prueba de esto es que todos los días, sin excepción, el hashtag del programa es trendy topic en Twitter gracias a los miles de mensajes de los fans comentando el concurso, mostrando su apoyo a algún concursante (frecuentemente con un excesivo uso de mayúsculas) o enseñando a la comunidad el último meme que se les ha ocurrido. ¿Cómo se ha llegado a este punto? Siguiendo estas dos estrategias: invitar al público a involucrarse en el concurso y acercar/humanizar a concursantes, jurado y profesores.


La primera parte la solventa la aplicación oficial. Se ofrece como la herramienta para salvar concursantes con tu voto, pero sirve para hacer que te involucres. Con tu voto dejas de ser un espectador para ser un jurado más. Al programa le interesa tu voto y eso te hace sentir como uno de los grandes expertos en música de la historia reciente. ¿Y a quién no le gusta sentirse así?

Una de las preguntas más difíciles que te puedan hacer
Una de las preguntas más difíciles que te puedan hacer

La otra clave del éxito es la “humanización”. Se puede seguir lo que ocurre en la escuela gracias a un directo en YouTube. Evidentemente, no puede estar pasando algo interesante durante todo ese tiempo, pero nuestras vidas tampoco son intensas 24/7. Hay momentos en los que, sencillamente, no pasa nada. En el directo, puedes ver el día a día de la gente del concurso y son esos momentos vacíos, cuando están comiendo o tocando la guitarra aburridos en el sofá, los que los presenta como humanos de verdad. Los momentos muertos de las estrellas son idénticos a nuestros momentos muertos, así que cuando cojo la guitarra y toco acordes al azar, en mi cabeza soy como Roi en la academia.

En mi cabeza hay similitudes
En mi cabeza hay similitudes

Siguiendo por esta humanización, los más fanáticos entre los fanáticos sabrán que los lunes, al acabar la gala, el público es invitado a dar su opinión a jueces, profesores y concursantes en lo que llaman el “chat”. Lo que se esconde detrás del este “chat” es una estrategia perfecta para reforzar ese intento de mostrar como personas normales a todos los que están relacionados con el programa. Acercar a las estrellas al público general, antes decíamos que por similitud (sentirse parecido a ellos) y ahora por parecer fáciles de contactar. El chat los muestra menos distantes, parecen menos “conceptos abstractos” y más personas reales. El chat te da la opción de ser la estrella, te permite emocionarles tú a ellos con tus mensajes y así devolverles parte de lo que te hacen sentir.
Todavía hay una última clave del éxito, a modo de bonus track. Pese a todo, probablemente esta sea la más importante. El programa está formado por 16 jóvenes artistas de menos de 30 años. 16 millenials destinados a inspirar a otros de esta generación. Aitana, Amaia, Ana, Alfred, Agoney… son los primeros ejemplos de millenials exitosos y mediáticos. La “generación de la indiferencia” tiene al fin donde fijarse. Todos los concursantes son el estandarte de una generación, reflejo del esfuerzo y los ideales modernos de igualdad y libertad de las generaciones que vienen. Los jóvenes se sienten identificados y buscan parecerse a estos concursantes.

Operación Triunfo ha conseguido comunicarse con la gente correcta por los medios correctos, ofreciendo el producto correcto. Es la gala del “marketing mix”. Por todo esto, Operación Triunfo no es un programa, es el reality que nos refleja como sociedad.

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