La escenografía, más a la moda que nunca.
Los desfiles de moda como nunca los habías visto, desde el punto de vista de la escenografía.
Hoy en día, en el que el mundo que se encuentra detrás de una pantalla parece más real que la propia realidad, no es de extrañar que se ponga en duda la necesidad de los desfiles, o de si estos se han quedado anticuados en el mundo contemporáneo.
Los desfiles son realmente la primera muestra que el mundo ve de la nueva colección de un diseñador y las grandes casas de moda se están adaptando al siglo XXI con el streaming, permitiendo que cualquiera pueda verlos a tiempo real desde su sofá, dándoles una relevancia mayor incluso que en tiempos pasados.
Es a principios del siglo XX cuando los diseñadores de alta costura empiezan a mostrar sus colecciones en sus estudios y boutiques, de forma privada, a un grupo reducido de personas meses antes de que esta se comercializará. Este cambio es considerado por la industria de la moda como el germen de los desfiles tal y como hoy los conocemos.
Con el paso de las temporadas, estas presentaciones fueron evolucionando poco a poco hasta que en los años 70 surge la figura del escenógrafo de pasarela, cuyo papel es el de concebir el desfile como un espectáculo en si mismo, dándole a la escenografía una relevancia tal que los desfiles se han transformado en un auténtico despliegue de medios, donde convergen arquitectura, diseño y arte.
Ya no (solo) importa la ropa. Y en el corto periodo que dura un desfile se presenta más que ropa, se transmite una idea, se traslada al espectador a un mundo en el que quiere vivir, ajeno a los likes y al trabajo, un concepto que hace desear todo lo que se acaba de ver.
El papel del escenógrafo es crucial y en sus manos está el diseño de todo el ambiente que envuelve a la colección, desde la luz de la que dependerán las fotografías que se vean del desfile, hasta la música a cuyo son andarán las modelos; desde los asientos y quien se sentará en ellos, hasta el recorrido que se realizará.
Solo con mirar los desfiles hoy en día puede parecer que la ropa es ya un complemento más del ambiente que se crea alrededor de las colecciones, este proceso creativo debe empezarse meses antes, mano a mano con el diseñador creativo de la marca, ya que la ropa y la escenografía deben ser ser uno.
A veces se representan mundos fantásticos en los que cualquier cosa puede ocurrir, pero otras muchas veces simplemente son mundos paralelos, supermercados en los que quieres comprar (Chanel RTW W15), carruseles en los que quieres montar (Louis Vuitton SS12) o montañas de lavanda sobre las que quieres correr (Dior SS16).
Así que la próxima vez que veas un desfile de moda, acuérdate que es algo más que telas con formas bonitas, detrás, a parte del proceso creativo de la ropa, hay otro en el que se diseña todo lo que se ve, se oye y se siente, y que es igual o incluso más importante.
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