Vanguardias arquitectónicas y templos religiosos ¿Compatibles?
Catedrales, iglesias y capillas. Han sido los elementos arquitectónicos más importantes a lo largo de toda la historia de la humanidad, siendo para muchas personas más que un símbolo religioso, su segunda casa. Tal ha sido su presencia, que el legado cultural que hemos heredado refleja infinita pasión por el arte, las creencias y por supuesto, la arquitectura.
Muchos de nosotros conocemos cómo han ido cambiado a lo largo de la historia. Las primeras basílicas aparecieron en el siglo IV, y desde entonces no han parado de evolucionar y dar lugar a un gran conjunto de estilos arquitectónicos únicos. Sin embargo, a pesar de todas las disparidades que encontramos entre todos ellos, han llevado una línea muy fiel a sus raíces.
Han sido dos mil largos años de recorrido, de los que hemos obtenido una altísima producción de templos de admirable belleza. Además en muchas ocasiones son obras de tamaños descomunales que logran quitarnos el aliento y provocarnos dolor de cuello por observar cómo rozan el cielo desde el suelo.
Sin embargo, al igual que cualquier disciplina artística, ha tenido que ir adaptándose tanto a las necesidades de la sociedad como a necesidades funcionales. Las nuevas tendencias influyentes arrasan con todo lo que ven a su paso, y la arquitectura sagrada no es una excepción.
Las vanguardias juegan con la redefinición de los símbolos propios de la iglesia y del cristianismo; la presencia del campanario, la forma de la planta, los materiales con los que se construye, su posición, la privación de imágenes… Pasarán a tomar formas más abstractas, dando mucho más peso a la viveza material de los propios elementos constructivos.
Esto provoca un cambio drástico en la concepción tenida hasta el momento de estos edificios: todos los elementos que han sido inamovibles durante toda su historia ahora se ponen sobre la mesa para reinterpretarlos, y se busca una nueva forma de comunicar y expresar la espiritualidad y la religión.
No obstante, hay un elemento que a pesar de todos estos cambios prevalece: la luz. La capacidad que posee de recrear ambientes determinados o de influir en nuestras emociones y sensaciones es indudable. Desde una luz más difusa, tenue, que inspire tranquilidad y calidez, hasta un exceso de luminosidad que llegue a cada esquina de la sala. O incluso puntualizada, destacando ciertos elementos.
Ésta es una de las técnicas a las que se les da más importancia tanto en las antiguas como en las más modernas iglesias y catedrales. Antiguamente, los únicos medios de los que se disponían eran el sol y unas cuantas velas. En la actualidad se dispone de grandes avances tecnológicos que proporcionan un sinfín de posibilidades y permiten conseguir cualquier ambiente imaginado.
Como dijo Le Corbusier, qué es la arquitectura sino “el juego sabio, correcto y magnífico de los volúmenes bajo la luz”.
Estas son algunas iglesias que apuestan por la innovación y las nuevas tendencias:
La iglesia de la luz – Japón, Osaka
Una de las emblemáticas obras de Tadao Ando, fue construida en 1989. Juega con la dualidad entre lo lleno y lo vacío, lo luminoso y lo oscuro. Controlando perfectamente la entrada de luz en el oscuro recinto a través de la cruz central, se convierte en el elemento protagonista de la sala, funcionando a su vez como ventanas.
Iglesia de Valer – Noruega, Valer
Tras el incendio de la iglesia centenaria del pueblo de Valer, se convocó en 2011 un concurso internacional para diseñar una nueva iglesia que sustituyera la anterior. OOIIO Arquitectura presentó una idea que logró dotar a los habitantes tanto de un lugar de culto como de una “plaza” en la que poder reunirse, ya que el pueblo carecía de un lugar de encuentro.
El diseño, en madera, proporciona un interior muy luminoso y singular, y un exterior que recuerda a un montón de láminas apiladas o folios en blanco, esperando a escribir un nuevo futuro para Valer.
Templo de Cadetes de Academia de la Fuerza Aérea de Estados Unidos – EEUU, Colorado
Esta súper-estructura que nos recuerda a una nave espacial fue diseñada en 1962 por Walter Netsch. Cuenta con diecisiete torres y está conformada por cien tetraedros de más de veinte metros de largo que pesan cinco toneladas cada uno.
El edificio está dividido en varias salas, destinadas a recibir el culto de diversas religiones y vertientes.
Catedral de cartón en Christchurch – Nueva Zelanda, Christchurch
El arquitecto japonés Shigeru Ban, conocido como capaz de levantar grandes estructuras con poco presupuesto y a mucha velocidad, se encargó de crear una iglesia nueva para Christchurch, ya que en 2011 un terremoto derruyó la antigua.
A partir de una simple estructura hecha de papel recubierta de poliuretano resistente al agua, levanta la iglesia, apoyada sobre un esqueleto de hormigón. Además, los muros que la recubren y se unen por encima del altar están hechos de cartón.
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