El arte de tatuar se remonta a miles de años atrás. Antiguamente, los egipcios ya utilizaban la tinta para tatuar a sus sacerdotisas, e incluso los viajeros europeos y los navegantes acostumbraban a tatuarse motivos de las tierras en las que habían estado. A lo largo de la historia, los tatuajes se han utilizado generalmente como un medio de expresión tanto a nivel personal como social, y como una forma de guardar recuerdos, pintados en la piel de manera permanente, por lo que se la consideró la forma artística más cercana al hombre.

Actualmente, y tras años de investigación en el campo de los dispositivos wearable, se ha conseguido sumar la ciencia y la tecnología al mundo del arte cutáneo. Los tatuajes ya no son sólo una vía de expresión artística. Se han introducido nuevos avances en este sector que han revolucionado la idea del tatuaje tradicional, y también su propia finalidad.

En el año 2007, la empresa Philips, multinacional neerlandesa de productos electrónicos, desarrolló un proyecto conocido como SKIN, con el que creó tatuajes electrónicos que se adhieren a la ropa y que según el estado de ánimo del usuario, cambian de forma y color. Funcionan con una tinta electrónica que contiene sensores biométricos para el control de las emociones de la persona que lleve el traje. Fue la primera conexión que se realizó entre estos dispositivos y el usuario.

Sin embargo, la verdadera revolución del tatuaje electrónico ha llegado hace apenas unos meses. La compañía americana Chaotic Moon ha creado los llamados Tech Tats, una técnica para implantar tatuajes electrónicos para fines médicos y deportivos que con tan sólo adherirse a la piel aportan información vital del individuo que lo lleve. Están conformados por una tinta electroconductora que se introduce en la piel de manera indolora, y que a su vez, contiene un microprocesador y unos micro LEDs con luz que se encargarán de recoger la información del portador a tiempo real.

Las funciones de esta novedosa tecnología son muy diversas, desde controlar las constantes vitales de las personas que posean el tatuaje electrónico y prevenir posibles enfermedades, hasta la evaluación del ritmo cardíaco o las calorías quemadas, en relación al deporte, e incluso facilitar el control de drogas. Además, puede ser usada como tarjeta de crédito o GPS para localizar al portador, entre otras.

Los Tech Tats, abandonan la idea del tatuaje como expresión artística, y optan por desarrollar la función práctica, ya que su estética externa es muy simple. La apariencia es de un pequeño circuito eléctrico. Este tiene la posibilidad de personalizarse mínimamente, y varía su forma según su finalidad. Con ello, damos paso a una nueva era de tatuajes inteligentes, que posiblemente en un futuro, contribuyan a mejorar la calidad de vida de personas con enfermedades como la diabetes o el alzheimer, y faciliten las tareas de los médicos para el control del paciente. Nace así un innovador e interesante campo a desarrollar dentro de la tecnología del futuro, los tatuajes electrónicos.