Vivimos en la época del consumismo donde a medida que aumenta nuestra esperanza de vida disminuye la de nuestros aparatos electrónicos. De media una persona cambia de móvil cada dos años y esto trae consigo graves consecuencias medioambientales.
Desde su nacimiento, la empresa holandesa Fairphone se ha centrado en aminorar los efectos sociales y ambientales de la industria de la telefonía móvil. Al fabricar su primer dispositivo, el Fairphone 1, se centraron en reducir el impacto medioambiental de la producción, minimizando el uso de minerales conflictivos y utilizando materiales reciclados. Con el Fairphone 2 han querido ir más allá, creando un dispositivo que durará dos o tres veces más que los smartphones convencionales. Es el primer móvil modular del mercado.

En apariencia es un Smartphone estándar, aunque con un grosor  mayor al de los últimos modelos del mercado debido a la carcasa protectora que lleva incorporada. Al abrir el teléfono es cuando vemos lo que lo diferencia: el móvil está formado por 7 módulos que pueden ser desmontados fácilmente usando sólo un pequeño destornillador. Así el usuario puede reemplazar cualquiera de ellos por uno nuevo, comprando el repuesto que necesite en la página de la empresa. Actualmente esto es útil para reparar el teléfono, pero en el futuro puede que permita sustituir un componente por otro superior, mejorando las prestaciones de nuestro dispositivo en lugar de tener que comprar uno nuevo.

Este producto destaca por los valores sociales que no tiene fecha de caducidad. Desde la empresa se toman en serio la tarea de entender de dónde vienen los productos, para ello intentan analizar y mejorar el proceso de obtención de los materiales con el objetivo de influir en canales de distribución y manufactura.