Bioplásticos: diseñando de forma sostenible

¿Conocemos los verdaderos beneficios de la palabra “biodegradabilidad”? ¿Cómo se puede aplicar a un producto? ¿Y al diseño?

Un producto es biodegradable cuando es consumido por organismos vivos y es transformado en elementos químicos naturales, siendo por tanto el plástico el mejor contraejemplo a biodegradable. Ahora, tras la concienciación que ha difundido la cumbre climática, es esencial conocer que es posible fabricar plásticos biodegradables a partir de materia prima renovable como el maíz, la patata o incluso las algas.
Ya hay diseñadores que han empezado a investigar y crear a partir de este concepto. Incluso antes del boom ecológico ya había antecedentes como el celofán, primer bioplástico inventado a principios del s.XX a partir de la celulosa vegetal, o The Soybean Car (1940) de Henry Ford cuyo volante, pomos y otros componentes estaban hechos de plástico de soja.

Por su parte, el fabricante vasco de muebles contemporáneos Alki-Mobiliario, ya ha creado la primera silla del mercado hecha con bioplástico, la Kuskoa Bi con una base de madera maciza diseñada por Iratzoki Lizaso.

Todo un aporte al diseño sostenible. Una muestra más de que efectivamente podemos crear productos con alto estándar de calidad sin dejar de lado el compromiso medioambiental y por supuesto, el buen gusto.

   
Por otro lado, la estadounidense Charlotte McCurdy ha creado un chubasquero a partir de un bioplástico derivado de los polímeros de las algas, las cuales consumen el CO2 de la atmósfera cerrándose así el ciclo natural de carbono. Suministrando calor las algas se unen, se vierten en un molde donde se solidifica el bioplástico que se recubre posteriormente con una fina capa de cera para mejorar su resistencia al agua. Finalmente se cortan y se ensamblan las piezas. McCurdy además afirma que todos los hilos y cierres están libres de carbono fósil.
   
Las algas también han servido a los holandeses Eric Klarenbeek y Maartje Dros para crear un bioplástico que se pueda utilizar en las impresoras 3D. El proceso de fabricación consiste en dejar crecer algas, cuya reproducción es rápida, secarlas y procesarlas. El objetivo final del estudio es la creación de una red de locales llamados 3D Bakery.

Nuestra idea es que en el futuro haya una tienda en cada esquina en la que puedas ‘cocinar’ materiales orgánicos, igual que se hace con el pan

    

En el diseño ya se ha empezado a innovar en torno a los plásticos biodegradables, pero todavía queda mucho camino por delante. Los bioplásticos parecen ser el futuro, pero todavía presentan inconvenientes, siendo el principal su reciclado ya que para que se biodegraden necesitan de una planta de compostaje y se suelen mezclar con el plástico convencional. Por tanto, es esencial que los diseñadores como el resto del mundo avancemos sosteniblemente si no queremos vivir inmersos en un mar de plástico.

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